Apolo y Dafne de Bernini
Bernini |
1621 y 1625
“Apolo y Dafne” se basa en la obra “Metamorphoseon” (La
metamorfosis). Del poeta romano Publio Ovidio (Sulmona, 20 de marzo de
43 a. C. –Constanza, 17 d. C.), Un poema en 15 libros escrita en
hexámetros. Consta de más de 250 narraciones mitológicas que se suceden
en el tiempo desde el origen del mundo romano y griego hasta la
transformación en estrella del alma de Julio César .
“Apolo quiso competir con Eros en el arte de lanzar flechas. Eros, molesto por la arrogancia de Apolo, ideó vengarse de él y para ello le arrojó una flecha de oro, que causaba un amor inmediato a quien hiriere. También hirió a la ninfa Dafne con una flecha de plomo, que causaba el rechazo amoroso. Así que cuando Apolo vio un día a Dafne se sintió herido de amor y se lanzó en su persecución. Pero Dafne, que sufría el efecto contrario, huyó de él. Y la ninfa corrió hasta que agotada pidió ayuda a su padre, el río Peneo, el cual determinó convertirla en laurel. Cuando Apolo alcanzó a Dafne, su cuerpo se cubrió de dura corteza, sus pies fueron raíces que se hincaban en el suelo y su cabello se llenó de hojas. Apolo se abrazó al árbol y se echó a llorar. Y dijo: «Puesto que no puedes ser mi mujer, serás mi árbol predilecto y tus hojas, siempre verdes, coronarán las cabezas de las gentes en señal de victoria»
“Apolo quiso competir con Eros en el arte de lanzar flechas. Eros, molesto por la arrogancia de Apolo, ideó vengarse de él y para ello le arrojó una flecha de oro, que causaba un amor inmediato a quien hiriere. También hirió a la ninfa Dafne con una flecha de plomo, que causaba el rechazo amoroso. Así que cuando Apolo vio un día a Dafne se sintió herido de amor y se lanzó en su persecución. Pero Dafne, que sufría el efecto contrario, huyó de él. Y la ninfa corrió hasta que agotada pidió ayuda a su padre, el río Peneo, el cual determinó convertirla en laurel. Cuando Apolo alcanzó a Dafne, su cuerpo se cubrió de dura corteza, sus pies fueron raíces que se hincaban en el suelo y su cabello se llenó de hojas. Apolo se abrazó al árbol y se echó a llorar. Y dijo: «Puesto que no puedes ser mi mujer, serás mi árbol predilecto y tus hojas, siempre verdes, coronarán las cabezas de las gentes en señal de victoria»
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