domingo, 27 de mayo de 2012

Rafael Sanzio

                                           Rafael Sanzio
Pintor italiano nacido en Urbino, un destacado centro artístico y cultural, entonces capital del ducado del mismo nombre, conocido como el príncipe de los pintores. Hijo de Giovanni Santi, pintor de poco mérito, pero muy educado y bien conectado en la corte renacentista de duque Federico da Montefeltro, conocido por su protección a las artes. Después de la muerte de su padre (1494), que le había transmitido al amor a su hijo por la pintura y las primeras lecciones del arte fue con Perugino, donde aprendió la técnica de fresco de Pietro de Perugino o la pintura mural, y allí creó su primera obra de distinción, El matrimonio de la Virgen (1504). El aprendizaje con Perugino empezó cuando Rafael tenía 16 años; permanece junto a él hasta los 21. Sus cuadros de esta época recuerdan el periodo cuatrocentista. La influencia de Umbría y del Perugino se aprecia en los amplios paisajes, en los que destacan arbolillos de copas muy claras y hojas menudas, gran simetría en las composiciones y movimientos suaves, rostros redondos, rasgos menudos y expresiones soñadoras. Se trasladó a Florencia (1504), atraídos por la fama de Miguel Ángel y Leonardo da Vinci, que tendrán una influencia considerable en el futuro. Durante esta etapa, Rafael pinta muchas Vírgenes, concebidas al estilo pagano de las matronas romanas, pero impregnadas de devoción y sentido cristianos. Deben destacarse: La Madonna del Gran Duque (Florencia, Palacio Pitti), fechada en 1505, de influencia leonardesca, como casi todas sus Madonas de esta época, en la que apenas se percibe el sentido del movimiento, solamente expresado por un leve giro del cuerpo de la Virgen que, al contrarrestarse con otro del Niño en sentido contrario, suscitan en el conjunto, de tan sencillo modo, la indispensable sensación de movimiento. Admirado por la aristocracia y la corte papal, a sugerencia de su amigo Bramante arquitecto del Vaticano, se le encargó (1508) por orden del Papa Julio II para decorar con frescos las habitaciones del Vaticano, hoy se conoce como las Estancias de Rafael. En los 12 años que pasó en Roma llevó a cabo numerosos proyectos de gran envergadura, en los que demostraba el resultado de una imaginación fértil y variada. Después de la muerte de Julio II (1513), continuó trabajando para el nuevo Papa, León X (1513 a 1517), y con la muerte de Bramante (1514), fue nombrado para sucederle como el arquitecto del Vaticano y dirigió las obras de la Basílica de San Pedro, donde sustituyó la planta de cruz griega, o radial, con una cruz latina más simple o longitudinal. También trabajó en la decoración de las logias (galerías) del Vaticano. A pesar de la enormidad de la empresa, cuyas últimas partes quedaron en gran parte a cargo de sus discípulos. Rafael se convirtió en el pintor de moda, y asume otras tareas múltiples: como crear imágenes, altares, cartones para tapices, decorados de teatro y proyectos arquitectónicos edificios civiles, como iglesias y Sant'Eligio degli Orefici. Tal era su prestigio que, de acuerdo con el biógrafo Giorgio Vasari, el Papa León X había pensado en hacerlo cardenal. Fue nombrado (1515), para supervisar la conservación de valiosas inscripciones latinas sobre el mármol, y encargado general de todas las antigüedades romanas (1517), quien se postuló para armar un mapa arqueológico de la ciudad. Su última gran obra fue la Transfiguración individuales (1517) y el escenario del proyecto (1519) para la comedia que suppositi de Ludovico Ariosto. La característica fundamental de Rafael es su sentido de la proporción, de la medida y de la elegancia, lo que le hace primerísima figura de los cánones renacentistas, y su capacidad para asimilar el estilo de sus predecesores y contemporáneos, pero siempre creando algo nuevo de extraordinaria calidad. Su temprana muerte en Roma a los 37 años de edad, hizo hincapié en el aura mística que rodeaba su figura. Famoso por sus Vírgenes, la serie de pinturas de la Virgen, varios paneles en los muros del Vaticano y varias escenas de la historia sagrada, conocida por las Biblias Rafael, se convirtió en una figura histórica del Renacimiento, un movimiento artístico, científico y literario que floreció en Europa en el mismo período de la Edad Media y la época moderna, del siglo XIII hasta el XVI hasta el lugar de nacimiento en Italia y en Florencia y Roma, como sus dos más importantes centros. Un rápido examen de las diversas actividades de la corta vida de Rafael nos permite contemplar su profunda vocación artística y su afán de superación, manifestados en los sucesivos progresos que jalonan y caracterizan las distintas etapas de su obra. Iniciada ésta en muy temprana edad, no sólo asimila rápidamente con ágil intuición las enseñanzas de los excelentes maestros que brillaron en su tiempo, sino que acertó a impregnarlas de nuevos matices en la composición, el colorido, la técnica en suma, que imprimieron a su obra un innegable sello de propia personalidad. No se concibe, de otro modo, que en plena juventud gozara del favor de los grandes personajes de la época que, como a los maestros ya consagrados, le encargaron obras que han pasado a la posteridad

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